Por: www.madform.com
Practicar la natación en invierno es una opción interesante y llena de ventajas que, por lo que sea, muchos deportistas no se llegan a plantear. Y no todo tiene que ser gimnasio, bici o carrera. Si no acabas de ver claro por qué vale la pena probar a nadar en la época más fría del año, sigue leyendo. Seguramente encontrarás unos cuantos buenos motivos para lanzarte a la piscina.
Haz deporte sin lesionarte
Es muy poco probable que haciendo natación con una técnica medianamente correcta, sufras lesiones musculares. Nadar es un ejercicio de muy bajo impacto, una auténtica bendición para esas articulaciones a las que sueles exigir tanto. Aunque claro, siempre es conveniente informarse sobre las lesiones típicas del nadador para ir sobre seguro.
Por las mismas razones, la natación resulta ideal para continuar con nuestra actividad física cuando nos estamos recuperando de un percance o arrastramos alguna molestia.
La natación en invierno: un remedio para el estrés
Nadar en la época invernal puede ser una actividad de lo más relajante. Ese efecto desconexión, que siempre buscamos cuando practicamos deporte, se nota especialmente cuando estamos un buen rato dando brazadas en una piscina de agua cálida. Sobre todo, si en la calle hace un frío que pela. Así que ahí tienes una de las mejores formas de limpiar tu mente de preocupaciones e irte a casa con una agradable sensación.
¿Alternativas al running? ¡Nada!
El ejercicio aeróbico puede hacerse de muchas maneras, y la más habitual es correr. Pero en invierno cambian las cosas, y más si vives en una zona con un clima poco amable. Las temperaturas bajan, la lluvia aparece con frecuencia y las horas de luz disminuyen. Y claro, tus ganas de salir a darle a la zapatilla, para qué vamos a negarlo, no son las mismas.
Nadar en invierno es una alternativa perfecta para continuar con nuestro trabajo de resistencia, dar un respiro a las articulaciones e introducir novedades en la rutina física. Ya sabes que siempre se agradece algo que nos ayude a evitar la monotonía y renueve nuestra motivación por entrenar.
Un ejercicio más que completo
No por resultar un tópico deja de ser cierto: la natación, en invierno o en verano, es uno de los deportes que más grupos musculares hacen trabajar. Casi se podría decir que no hay músculo que no se ponga en marcha cuando nadamos.
Durante una sesión de natación de cierta exigencia quemarás una buena cantidad de grasa y carbohidratos, aumentarás tu capacidad cardiovascular y reforzarás la musculatura de las extremidades superiores e inferiores. Todo con un riesgo mínimo de lesiones musculares. ¿Hay quien dé más?
Una oportunidad para mejorar tu técnica
Nadar requiere de cierta técnica para no malgastar energía. La piscina en invierno, menos concurrida que durante otras épocas del año, te da una buena ocasión para perfeccionar tu natación con la ayuda de un monitor. Serás mucho más eficiente en tus brazadas, te cansarás menos y respirarás mejor.
¿Nadar en el mar en invierno?
Pues sí. Aunque nadar en los meses de frío es una actividad que se suele asociar con la piscina, cada vez son más los que no renuncian al placer de hacerlo en aguas abiertas. Si lo tuyo son los triatlones, o simplemente quieres probar esa sensación de libertad y disfrutar de una playa vacía, adelante. Eso sí, asegúrate de llevar un buen neopreno y de calentar concienzudamente. Además, y sobre todo, tendrás que acostumbrarte a que te pregunten con cierta frecuencia si te faltan dos o tres tornillos…
Un buen calentamiento es obligatorio
Por muy bien que se esté dentro del agua climatizada, no hay que olvidar que nos encontramos en la estación más fría del año. Tus músculos y tendones lo saben, y les cuesta un poco más activarse y prepararse para el ejercicio. Así que, antes de zambullirte, harás bien en seguir estos consejos para calentar en invierno. El resto es muy fácil: solo tírate al agua y disfruta…