Por: Pedro Manonelles Presidente de la Sociedad Española de Medicina del Deporte
Nada más aventurado que opinar sobre las consecuencias que la pandemia de coronavirus va a tener sobre nuestra sociedad, y concretamente sobre los deportistas aficionados, dado que nadie podía imaginarse que esto pudiera suceder y menos con la magnitud, duración y virulencia con que lo ha hecho. MUY posiblemente, es ahora cuando empezamos a valorar la trascendencia de semejante tragedia y porque, además, no es previsible todavía saber la forma en que finalizará el confinamiento y de qué manera se podrá reiniciar la práctica del deporte aficionado.
ACTUALMENTE sí que sabemos que el deportista ha intentado mantener su aptitud física realizando algún tipo de entrenamiento en su casa con los insuficientes medios de los que puede disponer y siguiendo recomendaciones como las que se han hecho desde la Sociedad Española de Medicina del Deporte, pero seguramente esta preparación será muy inferior a los deseos del deportista. Por otra parte, el confinamiento y la disminución de la inactividad laboral y deportiva, con Las consecuencias del confinamiento sobre el deportista aficionado.
Este terrible episodio debe servir para incorporar el ejercicio regular en la agenda toda probabilidad, habrán tenido como consecuencia un aumento de peso, variable, pero apreciable. POR último, la imposibilidad de mantener una vida normal, teniendo en cuenta la disminución del trabajo (total en muchos casos), la modificación de las relaciones personales en la vivienda y respecto al exterior y la drástica modificación de la actividad deportiva, seguramente habrán afectado al deportista con cambios en el humor, irritabilidad, desesperanza, angustia, depresión, etc.
AHORA que empieza a hablarse de vuelta a una cierta normalidad, seguramente el deportista está ideando la deseada reincorporación a su deporte y creemos que lo hará de una forma exagerada, intentando recuperar el tiempo perdido, disfrutando intensamente de su deporte, posiblemente para dejar atrás esta pesadilla que tanto le ha afectado.
POR ello, se van a dar algunas circunstancias muy importantes. En primer lugar, el miedo a contagiarse. Muchas formas de deporte se practican en estrecho contacto con otras personas y ya se están viendo comportamientos que denotan respeto, si no claramente miedo, a contraer la enfermedad si se contacta con otras personas.
EN segundo lugar, incertidumbre. Nadie sabe cómo se retomará el programa de actividades deportivas. Se puede pensar que, en algún momento no parece que lejano, se levante la prohibición de practicar deporte, pero nadie sabe cómo se podrán reiniciar las actividades deportivas programadas a las que el deportista quiere acudir.
POR último, y éste es un tema muy preocupante desde el punto de vista médico, muchos deportistas aficionados, en su afán de resarcirse del confinamiento y de la inactividad, van a retomar su deporte de una forma excesiva, con mucha dedicación en tiempo e intensidad, por lo que se prevé un aumento de las lesiones deportivas y un preocupante aumento de problemas médicos que pueden ser potencialmente graves, como incidentes cardiovasculares, respiratorios y descompensaciones de enfermedades crónicas, entre otros. Por ello, la Sociedad Española de Medicina del Deporte ha hecho recomendaciones para minimizar este esperable efecto negativo.
EN breve plazo vamos a observar las consecuencias, comprobaremos los efectos perjudiciales de la inactividad y constataremos la necesidad de incorporar el ejercicio en los planes de mejora de la salud para toda la población. Por ello, este terrible episodio de nuestra historia debe servir para que ciudadanos y administraciones tomen conciencia de la necesidad de incorporar el ejercicio físico regular con fines de salud en la agenda y presupuestos de todos. Los ciudadanos se encontrarán mejor, evitarán enfermedades y afrontarán mejor las que tienen, y las administraciones obtendrán mejores resultados de indicadores de salud y ahorrarán mucho dinero a la Hacienda Pública.
DESEAMOS fervientemente superar esta pandemia y que se pueda retomar la práctica deportiva, pero que sea de forma satisfactoria y segura, y para que sirva para construir una sociedad más fuerte y más sana.